Las imágenes en la actualidad, en su vertiente desinformadora, entran en el territorio de la imagen hostil y precaria. La instrumentalización de los falsos imaginarios y su cada vez mayor democratización entre la sociedad, nos lleva a cuestionarnos la necesidad de incluir estas imágenes en la educación. Recientemente, el caso de las jóvenes que fueron acosadas por sus propios compañeros mediante la creación de falsos desnudos con una app digital gratuita ponen de manifiesto el peligro que estas tecnologías suponen para la sociedad. Desde la vertiente de la cultura visual, la actualidad de las imágenes digitales exige que estas sean incluidas para su estudio en las distintas etapas educativas. En nuestro caso, en el grado de magisterio de primaria de la Universidad de Zaragoza, dentro del programa de la asignatura Educación Visual y Plástica de la Facultad de Educación, son abordadas con especial atención. Desde su funcionamiento comunicativo, todas ellas coinciden con que son creadas a partir de la Inteligencia Artificial, acercándose demasiado al modelo que tratan de imitar y se confunden con este bajo la apariencia de familiaridad y de intimidad con el documento tanto fotográfico como audiovisual. Son muchos los cantantes que se sirven de estas tecnologías para sus creaciones, casi tantos como aquellos que las repudian. Desde la política, deepfakes famosos como el del presidente Zelenski pidiendo la rendición del ejército ucraniano o de Nancy Pelosi con aparentes síntomas de embriaguez, se suman a otros como el del presidente Macron, en una escena inspirada en la película Instinto básico. Todas ellas comparten un marcado carácter difamador y desprestigiador. ¿Cómo no abordar este problema de la actualidad con las imágenes donde la realidad se diluye en la ficción y todo parece real a la vez que inventado?